Hace algunas semanas asistí al encuentro en Polonia del proyecto Mommas Coffee y volví con mis expectativas plenamente superadas. Además de aprender muchísimo y conocer a madres y mujeres estupendas, también reflexionamos sobre los retos actuales de la maternidad. Uno de los temas tratados fue el contexto social de la crianza en los países participantes. Mis compañeras de Galicia estarán de acuerdo conmigo si digo que sentimos una mezcla de vergüenza y rabia cuando tuvimos que exponer y comparar las ayudas a la maternidad, la crianza y la familia en los tres países. Claramente las mismas son mucho menores en nuestro entorno, lo cual es sangrante considerando el grave problema demográfico de España en general y de Galicia en particular. Resumo brevemente las ayudas principales para brindar una idea de la magnitud de estas diferencias.
Polonia:
La baja para las madres trabajadoras es de 1 año recibiendo aproximadamente el 80% del salario, pero es posible elegir una más corta con un porcentaje mayor del sueldo. Esta baja puede extenderse hasta los tres años sin sueldo pero con la garantía de re-inserción en el lugar de trabajo. Durante este período las familias pueden solicitar servicios de asistencia en el hogar pagados por el estado. En ayudas directas, la más importante es el subsidio de €115/mes por hijo a partir del segundo hijo y hasta que estos cumplan los 18 años. Esta es independiente del nivel de ingresos de la familia o de su estatus laboral y puede recibirse desde el primer hijo en casos de familias de escasos recursos o de niños con discapacidad.
República Checa:
La baja para madres trabajadoras puede empezar hasta 2 meses antes del parto y es de 28 semanas para los nacimientos simples y 37 para los múltiples. Durante la misma se cobra un 70% del salario. Al igual que en Polonia, esta baja puede extenderse hasta los tres años sin sueldo pero garantizando el empleo y el puesto, salvo para posiciones de liderazgo. Después de este tiempo sigue garantizándose el empleo pero no el puesto. En ayudas directas las familias reciben €8.600 por nacimiento simple y €12.780 en partos múltiples. Existe una propuesta que se someterá pronto a aprobación para incrementar estas cantidades a €10.180 y €15.270 respectivamente. El derecho a esta ayuda es independiente del nivel de ingresos o del estatus laboral. Este dinero se divide en mensualidades entre los 2 a 4 años según lo soliciten los padres (Ej. en 2 años reciben €358/mes y si optan por el máximo de 4 años €179/mes). Durante el tiempo que se perciba esta ayuda es posible trabajar a tiempo parcial siempre que el niño no asista a la guardería más de 46 horas al mes. Las familias de bajos recursos reciben además, un único pago de €500 aproximadamente para gastos inmediatos derivados del parto.
España:
Las madres trabajadoras tienen una baja de 16 semanas con 100% de la base reguladora de la prestación por maternidad, pero solo para las que hayan cotizado como mínimo 180 días en los últimos 7 años. Las que no lleguen al mínimo de cotización tienen un subsidio correspondiente al 100% del IPREM (€547,84/mes) durante 6 semanas solamente, extensible a dos más en casos particulares. En ayudas directas se encuentra al prestación por menor a cargo que en el caso general es de €28,41/mensuales y se incrementa en 15% por cada hijo adicional hasta los 18 años, aunque solo pueden disfrutar de ella las familias con ingresos menores a €12.313/año. También pueden recibir un pago único de €1.000 solo las familias numerosas, monoparentales o con discapacidad del 65% de madre o padre y que no superen un límite establecido de ingresos. En caso de parto múltiple también se puede recibir un único pago de €3.600 que se incrementa con el número de hijos. Dentro de las ayudas autonómicas específicas para Galicia se encuentra la tarjeta bienvenida que consiste en €100/mensuales por un año exclusivo para gastos del bebé pero solo para familias con ingresos menores a €45.000/anuales. Por hijos a cargo menores de 3 años se puede solicitar un pago único de €360 por el primer hijo, €1.200 por el segundo y €2.400 por el tercero o más pero solo para familias sin la obligación de realizar declaración de la renta (ingresos menores a €22.000/anuales).
Queda claro que las ayudas, tanto en Polonia como en República Checa, contemplan bajas por maternidad de mayor calidad que las españolas, además incluyen elementos de estabilidad importantes como el mantenimiento del empleo en caso de que los progenitores deseen acogerse a extensiones de estas bajas para cuidado de los hijos. Las ayudas directas, en estos dos países son mayores en cuantía y muchas de ellas están disponibles para todas las familias sin importar nivel de ingresos o condiciones laborales. En el caso de España existe un gran número de ayudas entre nacionales y autonómicas pero en general de menor cuantía, con muchos requisitos sobre los niveles de renta y sobre las cotizaciones a la seguridad social o bien enfocadas a grupos puntuales de la población (familias numerosas o monoparentales, discapacitados etc.). Además, la maraña burocrática sobre los procedimientos y los plazos de solicitud no parecen facilitar el acceso a las mismas. En general, no parece que el planteamiento de las ayudas españolas brinde a la población la seguridad laboral ni económica necesaria para embarcarse en un proyecto de familia o para aumentar el tamaño de las mismas.
Aunque pueden haber muchos otros factores que afectan las tasas de natalidad, está claro que la apuesta de estos países por el apoyo a la familia a dado su frutos. Las tasas de natalidad en Polonia y República Checa se han incrementado durante los últimos años mientras que en España las mismas disminuyen y en Galicia caen en picada. En Polonia incluso se habla de un “baby boom” a partir de la implementación de la ayuda de €115/mes por hijo a partir del segundo hijo en el año 2016.
Existen infinidad de artículos que tratan sobre las condiciones ventajosas para la maternidad y las familias en otros países de Europa, siendo por ejemplo Alemania, Francia y los países escandinavos casos paradigmáticos. Tal como lo reflejan los datos de PIB y PIB per cápita, estos países tienen economías más fuertes y niveles de vida superiores, por lo que siempre se nos ha hecho creer que España no puede aspirar a ese nivel de apoyos a la maternidad. Sin embargo, los casos de Polonia y República Checa, que son economías más pequeñas comparadas con la española, nos demuestran que con voluntad política es posible realizar inversiones sociales importantes en las familias que revierten de manera efectiva la tendencia negativa en la natalidad.
Después de estas reflexiones me han surgido muchas dudas… Que planes tienen nuestras administraciones para resolver el grave problema demográfico que afrontamos? Como piensan mantener los sistemas de pensiones a futuro? Como van a subsistir las economías rurales? En vista de su inacción con respecto a este problema, me pregunto si en realidad les importan las respuestas a todas estas cuestiones?